domingo, 8 de abril de 2012

Política y movimiento

Quietud y anquilosamiento: “Hombres de Política” –Ministros de Estado, Parlamentarios, miembros de los Partidos Políticos del Oficialismo y la Oposición, etc.-  actualmente parecieran concebir sólo de esa forma la política. Mantención del status quo, orden, seguridad, tranquilidad, se perfilan como aristas que debe seguir la “política buena”, establecida  dentro de los cánones que acomodan a la Oligarquía para seguir gobernando y fijando directrices que seguirá el País. Amparándose en estas (otras también) nociones sobre lo político el actual Gobierno ha llamado reiteradas veces a “no politizar los movimientos sociales”, como si ellos, luchas legítimas de un Pueblo, no fuesen precisamente Política.

Hace ya bastante tiempo que los “Hombres de Política”, adalides de la Oligarquía dirigente y plutocrática, monopolizaron para sí el sentido  y el uso de la misma: para ellos será siempre parte de sus dominios, parte del suelo de sus vastas hectáreas: ¿cómo sería posible, entonces, que quienes tradicionalmente no poseen la política, los sin-tierra, quienes no viven más que con lo suficiente para continuar en dicha condición; cómo sería posible, digo, que éstos piensen siquiera en hacer política? No, pues ese es el dominio de los Chadwick, Piñera, Girardi, Paulmann, entre tantos otros. Todo aquello que esté más allá de sus dominios no debe ser llamado política: dígase en su lugar “protesta”, “vandalismo”, “desorden”, “estertor”, “capricho”, y así dependiendo de la imaginación del Gobierno de turno, los únicos capacitados para hacer política.

Es propiedad constitutiva de lo anterior el catalogar de no-político a toda acción social que apunte a disentir de las formas que los “Hombres de Política” acostumbran practicar: ¿es menos legítimo un movimiento social que decide no tener un “Presidente” o  “Secretario General” o que simplemente se permite a sí mismo discurrir por otros caminos que no sean los propios del establishment? El potencial político de la sociedad se busca uniformar a los parámetros de la política establecida, quieren que se repliquen sus formas,  – lo que siempre propicia a ellos-  y si algo no se enmarca dentro de él, aparecen las imágenes negativo-peyorativas antes expuestas: se construye en el imaginario social la imagen de lo amorfo, la “discapacidad social”, los “enemigos del orden”, naturalizando así el estado de cosas vigente.
En contraposición a lo anterior, como órgano de acción política pensamos que, en un sentido amplio, la política representa un diagnóstico de las circunstancias cotidianas y del entorno material más próximo, para luego pasar a ser la avanzada y un vértice de acción de y para las colectividades que compartan dicha visión de la realidad. Además, la política es origen de la crítica social y el cuestionamiento al status quo, y, con ello, se corresponde con el intento de reformular las directrices que la colectividad se asigne a sí misma. Y, como se ve, nada de ello excluye a otros para efectivamente hacer política.
Es por esto que hacemos sentir nuestro repudio para con los procedimientos empleados por la Oligarquía gobernante para excluir del ámbito público y político a los grupos pugnantes por hacer de su “movilización  y lucha social” una iniciativa legítima. Hacemos de este modo un llamado a politizar de forma conciente y responsable los nuevos espacios que generemos, admitiendo sin reticencias el contenido político de nuestro movimiento y acción. 


Javier Zúñiga Tapia

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